Galieno: Un Emperador A Contracorriente en la Vorágine de la Crisis del Siglo III
Galieno (emperador 253-268 d.C.) gobernó el Imperio Romano durante la caótica Crisis del Siglo III, marcada por invasiones bárbaras y numerosas usurpaciones tras la captura de su padre Valeriano por los persas en 260. A pesar de perder control sobre regiones como el Imperio Galo en Occidente y ver emerger el poder de Palmira en Oriente, Galieno implementó reformas cruciales. Excluyó a senadores de altos mandos militares en favor de ecuestres experimentados y fortaleció la caballería. También destacó por su interés en la cultura griega y por emitir un edicto de tolerancia hacia los cristianos, deteniendo las persecuciones. Aunque fue asesinado por sus oficiales, sus reformas sentaron bases importantes para la recuperación posterior del Imperio.
EMPERADORES


Publio Licinio Egnacio Galieno (c. 218 – Mediolanum, 268 d.C.) emergió como una figura compleja y a menudo incomprendida en el corazón de uno de los periodos más críticos del Imperio Romano: la Crisis del Siglo III (235-284 d.C.). Su reinado, que abarcó de 253 a 268 d.C., primero como coemperador con su padre Valeriano y luego en solitario, estuvo marcado por una incesante lucha por la supervivencia del Imperio frente a amenazas internas y externas, al tiempo que impulsaba reformas audaces y cultivaba un ambiente cultural distintivo.
Orígenes y Juventud:
Nacido en una familia de la aristocracia senatorial romana, Publio Licinio Egnacio Galieno vino al mundo alrededor del año 218 d.C. Aunque el lugar exacto de su nacimiento es incierto, se cree que pudo haber sido en Italia. Su padre, Publio Licinio Valeriano, alcanzó las más altas magistraturas senatoriales antes de ser proclamado emperador por sus tropas en el año 253. Su madre fue Egnatia Mariniana. Galieno recibió la educación propia de un joven de su rango, lo que incluía probablemente formación en retórica, literatura y filosofía. Contrajo matrimonio con Cornelia Salonina, una mujer de notable influencia y virtudes, con quien tuvo tres hijos: Valeriano el Menor (fallecido prematuramente), Salonino (elevado a César y asesinado en la Galia) y Mariniano (quien pudo haber muerto poco después que su padre).
Inmediatamente después de la ascensión de Valeriano al trono, Galieno fue asociado al poder. Primero recibió el título de César y poco después, ese mismo año 253, fue proclamado Augusto, compartiendo así la púrpura con su padre. Esta asociación buscaba dotar de estabilidad dinástica al Imperio en un momento de gran volatilidad política, una práctica que se haría más común en periodos posteriores. Los primeros años de su cogobierno estuvieron dedicados principalmente a la defensa de las extensas fronteras europeas del Imperio, particularmente en la región del Rin y el Danubio, que sufrían la presión constante de diversas tribus germánicas. Galieno demostró dotes militares en estas campañas, obteniendo victorias que le valieron los títulos honoríficos de Germanicus Maximus y Dacicus Maximus.
El Peso del Imperio en Solitario y la Multiplicidad de Crisis:
El año 260 d.C. marcó un antes y un después en el reinado de Galieno y en la historia del Imperio Romano. La captura del emperador Valeriano por las fuerzas sasánidas de Sapor I en Edesa fue un golpe sin precedentes que sumió al Imperio en una crisis aún más profunda. Galieno quedó como único emperador, enfrentándose a una situación desesperada en la que múltiples regiones del Imperio se vieron amenazadas por invasiones y, lo que era igualmente peligroso, por ambiciones internas que llevaron a numerosas usurpaciones.
La más significativa de estas secesiones fue la formación del llamado Imperio Galo en 260, liderado por Póstumo. Este comandante militar, tras eliminar al joven César Salonino y a su tutor Silvano en Colonia, asumió el título de emperador y estableció un estado independiente que abarcaba la Galia, Britania e Hispania. A pesar de los esfuerzos de Galieno, incluyendo varias campañas militares, no consiguió reintegrar estos territorios. El Imperio Galo perduraría hasta el reinado de Aureliano.
En el frente oriental, si bien no se constituyó un imperio separado de inmediato, la incapacidad de Roma para proteger eficazmente sus provincias llevó al ascenso de Palmira bajo Odenato. Este líder local, al frente de sus propias fuerzas, logró contener a los persas y restablecer cierto orden en la región, actuando en nombre de Roma pero con una creciente autonomía. Galieno, reconociendo la necesidad de un poder fuerte en Oriente, concedió a Odenato amplios poderes y títulos. Sin embargo, tras el asesinato de Odenato en 267, su ambiciosa viuda Zenobia asumió el control y comenzó a expandir la influencia palmirena, llegando a conquistar Egipto y gran parte de Asia Menor, desafiando abiertamente la autoridad imperial romana.
Además de estas grandes secesiones, el reinado de Galieno estuvo plagado de otras usurpaciones de menor entidad en diversas provincias, lo que obligaba al emperador a desplazarse constantemente para sofocar rebeliones. La presión militar constante agotaba los recursos del Imperio, exacerbada por una severa crisis económica. La devaluación de la moneda para hacer frente a los gastos militares provocó una inflación galopante, desestabilizando aún más la economía.
Reformas con Visión de Futuro:
A pesar de la constante precariedad, Galieno es recordado por haber impulsado una serie de reformas que, aunque a menudo incomprendidas por sus contemporáneos, se revelaron cruciales para la supervivencia a largo plazo del Imperio y sentaron las bases para la estructura del estado en el Bajo Imperio.
Una de las reformas más debatidas fue la reorganización del ejército. Galieno limitó significativamente el acceso de los senadores a los altos puestos de mando militar, que tradicionalmente habían ostentado. En su lugar, favoreció a militares de origen ecuestre, basando sus nombramientos en la experiencia y la lealtad en lugar del linaje senatorial. Esta medida, vista por algunos como un ataque a la élite tradicional, buscaba crear un cuerpo de oficiales más profesional y directamente dependiente del emperador, mejor preparado para las exigencias de una guerra en múltiples frentes y menos proclive a las intrigas políticas senatoriales.
Relacionado con esto, se ha sugerido que Galieno desarrolló o al menos sentó las bases para la creación de una fuerza de caballería móvil centralizada, posiblemente denominada comitatus, capaz de ser desplegada rápidamente a las zonas de crisis. Aunque la evidencia arqueológica y las fuentes literarias no son del todo concluyentes sobre su estructura exacta o si fue Galieno quien la formalizó por completo, es claro que hubo un énfasis creciente en el papel de la caballería durante su reinado, algo vital para hacer frente a las incursiones rápidas y dispersas de los pueblos bárbaros.
En el ámbito administrativo, Galieno continuó el proceso de centralización del poder, restando atribuciones a los gobernadores provinciales y concentrando la autoridad en la figura imperial y sus representantes directos. Esta tendencia respondía a la necesidad de una toma de decisiones más rápida y efectiva en un Imperio bajo asedio.
Gallienus. 253-268 d.C. AR Antoninianus (3,43 g, 6h). Colonia Agrippinensis (Colonia) ceca. 2ª emisión, 258-259 d.C.Grupo Numismático Clásico, Inc. http://www.cngcoins.com. Creative Commons Atribución-Compartir Igual 2.5 Genérica..


Mapa del Imperio romano entre el 271 d. de C. Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International license.
Cultura y Tolerancia en Tiempos Difíciles:
A pesar de las apremiantes preocupaciones militares y políticas, Galieno cultivó activamente los aspectos culturales del Imperio. Era un hombre de profunda cultura, interesado en la filosofía griega y las artes. Se rodeó de intelectuales y filósofos, siendo Plotino, uno de los principales exponentes del neoplatonismo, una figura cercana a la corte imperial en un momento dado. Durante su reinado, hubo un florecimiento artístico, conocido a veces como el "Renacimiento de Galieno", caracterizado por una mayor expresividad y realismo en la escultura. Este interés cultural en medio de la crisis ha sido interpretado de diversas maneras, desde una evasión de la dura realidad hasta un intento consciente de mantener vivos los ideales romanos y griegos frente a la barbarie.
En el ámbito religioso, Galieno adoptó una política de tolerancia hacia los cristianos que contrastaba marcadamente con la persecución sistemática llevada a cabo por su padre, Valeriano. Alrededor del año 260 d.C., emitió un edicto que, si bien no convertía al cristianismo en una religión oficial, reconocía a las comunidades cristianas y sus propiedades, permitiendo a los cristianos practicar su fe sin ser perseguidos por el simple hecho de serlo. Este "Pequeña Paz de la Iglesia" duraría hasta las grandes persecuciones de Diocleciano a principios del siglo IV y fue un momento crucial en la historia del cristianismo, permitiendo a la Iglesia organizarse y crecer. Esta política pudo haber sido motivada tanto por una inclinación personal del emperador como por la constatación de la futilidad de la persecución y la necesidad de mantener cierta cohesión interna en un Imperio fragmentado.
El Final de un Reinado Turbulento:
El reinado de Galieno llegó a su fin en el año 268 d.C. mientras sitiaba la ciudad de Mediolanum (Milán), donde se había atrincherado el usurpador Aureolo, quien previamente había sido uno de sus comandantes militares. Galieno fue víctima de una conspiración tramada por algunos de sus más altos oficiales, entre los que se encontraban Heracliano (prefecto del pretorio), Marciano y Cecropio. Aunque los detalles exactos varían según las fuentes, parece que Galieno fue atraído a una emboscada fuera de la ciudad y asesinado. Algunos historiadores sugieren que figuras militares clave como Claudio (futuro Claudio II Gótico) y Aureliano, quienes ascenderían al trono posteriormente y serían fundamentales en la recuperación del Imperio, pudieron haber estado al tanto o incluso implicados en la conspiración. La muerte de Galieno, en medio de la lucha contra un usurpador y a manos de sus propios generales, refleja la inestabilidad endémica de la Crisis del Siglo III. Tras su muerte, Claudio fue proclamado emperador por las tropas. El destino de su esposa Cornelia Salonina y su hijo Mariniano tras el asesinato de Galieno es incierto, aunque es probable que también perecieran.
Legado y Reevaluación Historiográfica:
Durante mucho tiempo, la figura de Galieno fue denigrada por algunas fuentes antiguas, como la Historia Augusta, que lo retrataban de manera desfavorable, haciendo hincapié en supuestos vicios personales y atribuyéndole la responsabilidad de la fragmentación del Imperio. Sin embargo, la investigación histórica más reciente ha tendido a reevaluar su figura. Si bien es innegable que Galieno gobernó en un periodo de extrema dificultad y no logró resolver todas las crisis, muchos historiadores modernos destacan su pragmatismo, su capacidad de adaptación y la importancia de sus reformas para la supervivencia del Imperio.
Se le reconoce el mérito de haber mantenido unido lo esencial del Imperio en los momentos más oscuros, priorizando la defensa de Italia y otras provincias vitales. Sus reformas militares y administrativas, aunque generaron oposición, sentaron las bases para un ejército y una administración más centralizados y eficientes, adaptados a las amenazas del Bajo Imperio. Su política de tolerancia religiosa fue un paso importante hacia la eventual aceptación del cristianismo en el Imperio.
En resumen, Galieno fue un emperador que navegó por aguas extremadamente turbulentas. No fue un conquistador glorioso ni un constructor de grandes monumentos, pero fue un superviviente que, con sus luces y sombras, implementó cambios necesarios que contribuyeron a que el Imperio Romano, a pesar de su maltrecha condición, lograra superar la Crisis del Siglo III y pervivir durante siglos más en Oriente y, por un tiempo, también en Occidente.
Libros Recomendados:
Abordar el estudio del emperador Galieno y su convulso periodo requiere consultar obras que profundicen tanto en su figura como en el contexto general de la Crisis del Siglo III. A continuación, se presentan algunas recomendaciones:
En español:
Magdalena Anda, José Antonio. El Emperador Galieno y la supervivencia del Imperio Romano. Signifer Libros, 2023. Este es un estudio reciente y exhaustivo dedicado específicamente a Galieno, considerado uno de los trabajos más completos en español sobre el emperador. Analiza su figura en detalle, sus políticas y el contexto de la crisis.
Bravo Castañeda, Gonzalo; González Salinero, Raúl (eds.). Crisis en Roma y soluciones desde el poder. Signifer Libros, 2016. Aunque no se centra exclusivamente en Galieno, esta obra colectiva aborda la Crisis del Siglo III y las respuestas imperiales a la misma, incluyendo análisis relevantes para el reinado de Galieno.
Para un contexto más amplio de la Crisis del Siglo III: Fernández Ubiña, José. La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo. Akal, 1989. Un clásico en español que ofrece una visión general de este periodo crucial de transición.
En inglés (obras académicas de referencia a menudo citadas):
Bray, John. Gallienus: A Study in Reformist and Sexual Politics. Wakefield Press, 1997. Considerada durante mucho tiempo una de las monografías más importantes sobre Galieno en inglés, aunque su interpretación de algunos aspectos ha sido debatida por estudios posteriores. Ofrece un análisis detallado de su reinado y políticas.
De Blois, Lukas. The Policy of the Emperor Gallienus. Brill, 1976. Una obra académica fundamental que analiza las diferentes facetas del gobierno de Galieno, incluyendo sus políticas militar, administrativa, financiera, religiosa y cultural.
Syvänne, Ilkka. The Reign of Emperor Gallienus: The Apogee of Roman Cavalry. Pen & Sword Military, 2019. Este libro se enfoca particularmente en los aspectos militares del reinado de Galieno, con un énfasis en el papel de la caballería. Ofrece una perspectiva detallada sobre sus campañas y reformas militares.

Antiguos bustos romanos en el Antiquarium del Palatino (Roma). Creative Commons Atribución 3.0 Unported.
Inscripción honoraria romana con damnatio memoriae procedente de Mérida (Badajoz, España) depositada en el Museo Nacional de Arte Romano de la localidad. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.