NUEVE GRANDES BATALLAS QUE FORJARON EL DESTINO DE ROMA
El Imperio Romano, a lo largo de su existencia, fue escenario de incontables batallas que determinaron no solo su expansión, sino también su supervivencia. A lo largo de los siglos, Roma luchó en muchas frentes: desde las primeras guerras contra pueblos cercanos hasta enfrentarse a potencias como Cartago, los Partos y las tribus germánicas. Estas batallas, más que simples enfrentamientos militares, fueron los pilares de la historia romana, marcando el destino del Imperio y su legado en la historia mundial. En este artículo, exploraremos nueve grandes batallas del Imperio Romano con un análisis detallado de cada una.
ROMA


BATALLA DE CANNAS (216 a.C.) - La derrota más humillante para Roma
La Batalla de Cannae se libró el 2 de agosto de 216 a.C., durante la Segunda Guerra Púnica, entre las fuerzas de Roma y el comandante cartaginense Aníbal Barca. La batalla es conocida por ser una de las derrotas más devastadoras de Roma y es célebre por la táctica militar excepcional de Aníbal, que resultó en la destrucción casi total de las fuerzas romanas.
Contexto
Roma y Cartago se encontraban en un conflicto por el dominio del Mediterráneo. Aníbal, después de una serie de victorias importantes en Italia, se dirigió al sur con su ejército, que incluía a los temidos elefantes de guerra. Los romanos, que habían subestimado a Aníbal, lo enfrentaron en la llanura de Cannae, cerca de la región de Apulia, en el sur de Italia.
Desarrollo de la batalla
El ejército romano, bajo el mando de los cónsules Lucio Aemilio Paullus y Cayo Terencio Varrón, contaba con aproximadamente 80,000 a 90,000 hombres, mientras que las fuerzas de Aníbal eran considerablemente menores, con alrededor de 50,000 a 55,000 soldados. Sin embargo, Aníbal logró usar una táctica conocida como la "doble envolvente".
Aníbal alineó sus tropas en una formación cóncava, con los infantes ligeros y caballería en los flancos. Los romanos, al avanzar en masa, cayeron en la trampa, atacando directamente al centro de la formación cartaginesa. Mientras los romanos se adentraban más, los flancos de Aníbal se cerraron, rodeando completamente al ejército romano. La batalla fue una carnicería, y se estima que Roma perdió entre 50,000 y 70,000 de sus soldados.
Consecuencias
La derrota de Cannae tuvo consecuencias devastadoras para Roma. No solo perdió una gran parte de su ejército, sino que también sufrió una crisis política y militar. Sin embargo, el mando romano nunca se rindió. En lugar de abandonar la lucha, adoptaron una estrategia de desgaste, evitando enfrentamientos directos con Aníbal y haciendo uso de su superioridad numérica para desgastar a las fuerzas cartaginesas.
A largo plazo, aunque Aníbal siguió dominando el campo de batalla, no logró capitalizar su victoria debido a la falta de recursos y apoyo estratégico de Cartago, lo que permitió a Roma eventualmente ganar la guerra.


La muerte de Paulus Aemilius en la batalla de Cannas
BATALLA DE ZAMA (202 a.C.) - El fin de la Segunda Guerra Púnica
La Batalla de Zama tuvo lugar en 202 a.C., en el norte de África, y fue el enfrentamiento decisivo que puso fin a la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago. Esta batalla no solo marcó la victoria de Roma, sino que también definió el futuro de ambos imperios y la posición de Roma como la principal potencia en el Mediterráneo occidental.
Contexto
La guerra había comenzado años antes, con el general cartaginense Aníbal Barca llevando su ejército a través de los Alpes para invadir Italia. A pesar de sus victorias desastrosas para Roma, como la famosa Batalla de Cannae (216 a.C.), el liderazgo de Aníbal en la península italiana no fue suficiente para asegurar una victoria definitiva para Cartago.
Con el tiempo, la situación para Cartago se complicó. Mientras Aníbal libraba la guerra en Italia, el comandante romano Escipión el Africano organizó una serie de exitosas campañas en Hispania y luego desembarcó en África, donde comenzó a atacar el corazón de Cartago. Este movimiento estratégico obligó a Cartago a retirar a Aníbal de Italia para defender su ciudad y, finalmente, los dos ejércitos se encontraron en Zama, cerca de la actual Túnez.
Desarrollo de la batalla
El ejército romano bajo el mando de Escipión el Africano contaba con aproximadamente 40,000 infantes, 2,500 caballeros y 80 elefantes, mientras que el ejército cartaginense, al mando de Aníbal, tenía alrededor de 40,000 infantes, 10,000 caballeros y 80 elefantes. A pesar de que las fuerzas estaban equilibradas en términos de número, las tácticas empleadas por ambos comandantes jugarían un papel crucial en el resultado.
La batalla se libró en un terreno abierto, lo que favorecía la caballería. Escipión había aprendido de las lecciones de las batallas anteriores, especialmente la Batalla de Cannae, donde Aníbal había rodeado a las tropas romanas. Por ello, Escipión se preparó para contrarrestar esta táctica utilizando una disposición más flexible de sus tropas. En lugar de una formación de línea tradicional, Escipión organizó sus tropas en una doble línea, con infantería ligera en el centro y infantería pesada en los flancos, mientras que su caballería se encontraba a los costados.
Una de las claves de la victoria romana fue la habilidad de Escipión para contrarrestar el uso de los elefantes por parte de Aníbal. Durante la batalla, las fuerzas romanas abrieron huecos en sus líneas para permitir que los elefantes cartagineses pasaran sin causar demasiados daños, una táctica que obligó a los elefantes a perder efectividad. Luego, la caballería romana, dirigida por Masinisa, aliado de Roma, consiguió derrotar a la caballería cartaginesa, lo que les permitió rodear a las fuerzas de Aníbal.
El resultado fue una derrota decisiva para Cartago, y el propio Aníbal se vio forzado a retirarse, incapaz de reorganizar a su ejército.
Consecuencias
La Batalla de Zama cambió el curso de la historia. La victoria de Escipión el Africano significó la finalización de la Segunda Guerra Púnica con una victoria aplastante para Roma. Cartago se vio obligada a firmar un tratado de paz humillante que implicaba:
La pérdida de todas sus posesiones fuera de África.
La destrucción de su flota de guerra y una reducción drástica de su ejército.
El pago de un indemnización de 10,000 talentos (una suma enorme en aquella época).
La renuncia a cualquier intento de expandir su territorio o influir en los asuntos internacionales.
Aunque Cartago no fue destruida por completo, el poder militar y político de la ciudad quedó gravemente debilitado, y Roma emergió como la potencia dominante en el Mediterráneo occidental.
La victoria de Escipión en Zama consolidó su reputación como uno de los más grandes generales de la historia romana. Por ello, fue honrado con el título de "Africano", y su nombre quedó asociado con la expansión y el poder de Roma en los siglos venideros.


Batalla de Zama. 1: La caballería romana persigue a la cartaginesa fuera del campo de batalla 2: La legión rompe las líneas cartaginesas 3: La caballería romana regresa y ataca a los veteranos de Aníbal por la espalda. Creative Commons Atribución 2.5 Genérica.
BATALLA DE ALESIA (52 a.C.) - Guerra de las Galias
La Batalla de Alesia, librada en 52 a.C., es una de las confrontaciones más impresionantes de la historia antigua, y marcó el final de la Guerra de las Galias. Esta guerra, liderada por el general romano Julio César, estuvo dirigida contra las tribus galas que se rebelaron contra el dominio romano.
Contexto de la Batalla
El líder galo Vercingétorix fue quien organizó la resistencia contra César. Tras varios enfrentamientos, Vercingétorix se atrincheró en la fortaleza de Alesia, en lo que hoy es Francia. César, que ya había demostrado ser un comandante capaz, decidió sitiar la ciudad. La situación de las fuerzas galas era precaria, pero Vercingétorix confiaba en la llegada de refuerzos de otras tribus galas, lo que podría haberle dado una oportunidad.
Desarrollo de la Batalla
César sitió Alesia, rodeando la ciudad con una serie de fortificaciones defensivas, mientras se preparaba para un asedio largo. Sin embargo, Vercingétorix no solo tuvo que resistir el cerco de los romanos dentro de Alesia, sino también las fuerzas galas que intentaron liberarlo desde fuera. César, consciente de la amenaza externa, decidió construir una doble línea de fortificaciones: una interna para bloquear a los galos en Alesia, y una externa para protegerse de los refuerzos enemigos.
A pesar de los intentos desesperados de los galos por romper el cerco, la táctica de César fue eficaz. Las fuerzas galas fueron finalmente derrotadas y Vercingétorix, viendo la derrota inminente, se entregó a César.
Resultado y Consecuencias
La victoria de César en Alesia no solo significó la suma de la Galias a Roma, sino que también consolidó la figura de César como uno de los más grandes generales de la historia. La derrota de Vercingétorix y la rendición de las fuerzas galas marcaron el fin de la resistencia gala y la completa romanización de la región.
Este triunfo fue el pilar de la futura ascensión de César, quien continuó consolidando su poder y, eventualmente, fue designado dictador perpetuo de Roma.


Mappa delle fortificazioni di Cesare ad Alesia del 52 a.C. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.
BATALLA DE LA TRÉBIA (218 a.C.) - El Primer Golpe de Aníbal en Italia
La Batalla de la Trébia, librada el 18 de diciembre de 218 a.C., marcó la primera gran victoria de Aníbal Barca en el territorio romano, justo después de su famosa travesía por los Alpes. Esta batalla fue clave en la Segunda Guerra Púnica, pues consolidó a Aníbal como el líder militar que sería capaz de desafiar a Roma directamente en su propio terreno.
Contexto
Después de su cruzada por los Alpes, Aníbal había sorprendido a Roma y a toda Italia con su capacidad para desplazarse rápidamente por el territorio. Enfrentando a los romanos, que subestimaron la habilidad táctica del cartaginense, Aníbal buscó aprovechar su conocimiento del terreno y la flexibilidad de su ejército. Roma, bajo el mando de los cónsules Cayo Flaminio y Tiberio Sempronio Longo, reunió un ejército de alrededor de 40,000 hombres, mientras que Aníbal contaba con unos 40,000 a 50,000 soldados, una diferencia no tan significativa, pero con un terreno más favorable para el cartaginense.
Desarrollo de la batalla
La batalla de la Trébia se libró cerca del río Trébia, en el norte de Italia. Aníbal usó una táctica que sería característica a lo largo de toda su campaña: el uso del terreno y la sorpresa. En un primer momento, las tropas romanas fueron atacadas por una pequeña fuerza cartaginesa, lo que las atrajo hacia el río. Mientras los romanos, agotados y empapados por el frío invernal, se agrupaban cerca del agua, Aníbal aprovechó la oportunidad para lanzar su ataque.
A las fuerzas romanas ya exhaustas y debilitadas por el clima se les sumó la caballería cartaginesa, que les flanqueó, y el uso de emboscadas que crearon el caos entre las filas romanas. Aníbal había colocado parte de su ejército en las colinas circundantes, por lo que los romanos fueron atacados por varios frentes simultáneamente, lo que les impidió reagruparse o formar una defensa sólida. La superioridad táctica de Aníbal, junto con el mal tiempo que afectó a las fuerzas romanas, les llevó a una derrota total.
Consecuencias
La victoria de Aníbal en Trébia fue rotunda, y permitió al comandante cartaginense establecerse en el norte de Italia, donde fue capaz de reclutar y alistar más tropas. La derrota de los romanos fue humillante, y sus bajas fueron significativas, con más de 25,000 soldados romanos muertos. Sin embargo, Aníbal no aprovechó completamente el momento para marchar sobre Roma, ya que, al igual que en otras ocasiones, su ejército se encontraba limitado por los recursos y el apoyo logístico.
A pesar de no lograr un golpe mortal sobre Roma, la victoria en Trébia demostró a las autoridades romanas que la amenaza cartaginesa era real y que Aníbal no era un comandante común, sino una mente militar brillante.


BATALLA DE MUNDA (45 a.C.) - El Último Respiro de los Republicanos
La Batalla de Munda, librada el 17 de marzo de 45 a.C., fue la última gran confrontación de la guerra civil romana entre las fuerzas de César y los optimates que resistían su poder. Esta batalla marcó el fin definitivo de la resistencia republicana contra la dictadura de Julio César y consolidó su control absoluto sobre Roma.
Contexto
Después de su victoria en Farsalia en 48 a.C., donde derrotó a Pompeyo y a los optimates, Julio César continuó su campaña en Hispania, donde quedaban fuerzas leales a Pompeyo bajo el mando de los generales Cneo Pompeyo y Mestre de Cicerón. Aunque la guerra civil parecía haber llegado a su fin tras la derrota de Pompeyo, una facción de los optimates decidió resistir en Hispania. Los líderes republicanos, al mando de Cneo Pompeyo y su hermano Séptimo Pompeyo, unieron fuerzas para desafiar el creciente poder de César, que ya era dictador perpetuo.
César, decidido a terminar con la resistencia, se dirigió a Hispania con un ejército de 50,000 soldados. Frente a él, los optimates contaban con alrededor de 30,000 hombres, lo que les daba una ligera ventaja numérica.
Desarrollo de la batalla
La batalla tuvo lugar en la llanura de Munda, cerca de la ciudad de Osuna (actualmente en España). Los optimates, que esperaban una victoria tras su victoria inicial en los primeros enfrentamientos, se alinearon en una formación convencional, mientras que las tropas de César adoptaron una táctica flexible y decisiva.
A pesar de la ventaja numérica de los optimates, César se aprovechó de la superioridad táctica de su ejército y de su habilidad para maniobrar en el campo de batalla. Utilizó una formación en cuña para dividir y envolver a los soldados republicanos. Tras un feroz combate, las fuerzas de César rompieron las líneas enemigas y persiguieron a los optimates a través del campo, infligiéndoles graves pérdidas.
La batalla resultó en la victoria total de César, quien perdió alrededor de 1,000 hombres, mientras que las bajas de los optimates fueron mucho mayores, con más de 20,000 muertes entre sus filas. Cneo Pompeyo fue derrotado y obligado a retirarse, mientras que Séptimo Pompeyo también perecería durante la retirada.
Consecuencias
Con esta victoria, César consolidó su dominio absoluto sobre Roma, eliminando a la última facción republicana de la guerra civil. La resistencia final de los optimates fue aplastada, y Munda representó el fin definitivo de la República Romana. César pasó a ser el único líder de Roma y, en los meses siguientes, seguiría tomando medidas para reforzar su poder, implementando reformas políticas y sociales que cimentaron su dictadura.
Aunque la victoria en Munda representó la última resistencia a la autoridad de César, la guerra civil y sus repercusiones dejaron una profunda marca en la historia de Roma. La transición del gobierno republicano hacia el Imperio Romano estaba ahora más cerca que nunca, y César avanzaba hacia el futuro sin oposición.


BATALLA DE ACTIUM (31 a.C.) - El Ascenso del Imperio Romano
La Batalla de Actium, librada el 2 de septiembre de 31 a.C., fue la confrontación decisiva en la guerra civil romana entre Octavio y la coalición formada por Marco Antonio y Cleopatra. Esta batalla marcó el final de la República Romana y el comienzo del Imperio Romano bajo el gobierno de Octavio, quien se convertiría en el primer emperador romano, César Augusto.
Contexto
Tras la muerte de César en 44 a.C., Roma cayó en una serie de guerras civiles que involucraron a diversos pretendientes al poder. Uno de los principales contendientes fue Marco Antonio, quien se alió con la reina Cleopatra VII de Egipto para formar una coalición formidable contra Octavio, el sobrino adoptivo de César y líder del Senado romano. Durante años, Octavio y Marco Antonio se disputaron el control de Roma, pero la batalla definitiva tendría lugar en las aguas de Actium, cerca de la costa occidental de Grecia.
Marco Antonio y Cleopatra tenían una flota poderosa, mientras que Octavio, apoyado por su general Agripa, organizó una flota igualmente formidable para enfrentarlos. La decisión de dónde y cuándo librar la batalla fue crucial, ya que la superioridad naval y el control del Mediterráneo serían determinantes para el futuro de Roma.
Desarrollo de la batalla
La Batalla de Actium fue esencialmente un enfrentamiento naval, y la flota de Octavio, liderada por Agripa, logró imponerse. Aunque las fuerzas de Antonio y Cleopatra tenían una mayor cantidad de barcos, la habilidad táctica de Agripa y la superioridad de su flota resultaron ser decisivas. La batalla fue corta, pero muy intensa. La flota de Marco Antonio, incapaz de romper las líneas de defensa de Octavio, comenzó a retirarse, y las fuerzas de Octavio aprovecharon la fuga para destruir la flota enemiga.
El resultado fue una victoria decisiva para Octavio. La retirada de Marco Antonio y Cleopatra hacia Egipto marcó el fin de la resistencia. Antonio y Cleopatra se suicidaron poco después, dejando a Octavio como el líder indiscutido de Roma.
Consecuencias
La victoria de Octavio en Actium selló su destino y el de Roma. Tras su triunfo, Octavio fue reconocido como el único gobernante legítimo de Roma y, en 27 a.C., recibió el título de Augusto, convirtiéndose en el primer emperador de Roma. Esta batalla puso fin a las luchas internas de Roma y a la era republicana, dando paso a la instauración del Imperio Romano bajo la autoridad de César Augusto.
La batalla de Actium no solo cambió el curso de la historia de Roma, sino que también marcó el comienzo de una nueva era de paz relativa en el imperio, conocida como la Pax Romana, que duraría más de dos siglos.


BATALLA DE PONTE MILVIO (312 d.C.) - La Victoria de Constantino y el Cristianismo
La Batalla de Puente Milvio, librada el 28 de octubre de 312 d.C., fue uno de los enfrentamientos más cruciales en la historia del Imperio Romano, ya que marcó la victoria decisiva de Constantino I sobre su rival Majencio y cambió el curso del cristianismo en el mundo romano.
Contexto
En el siglo IV d.C., el Imperio Romano se encontraba dividido entre varios emperadores. Constantino I, el hijo del emperador Constancio Cloro, controlaba el occidente del Imperio, mientras que Majencio gobernaba en el occidente desde Roma. Los dos se enfrentaron en una guerra civil para determinar el futuro del imperio.
Durante las semanas previas a la batalla, Constantino recibió visiones, que según las fuentes cristianas, fueron fundamentales para su victoria. En una de estas visiones, Constantino vio una cruz luminosa en el cielo con las palabras "In hoc signo vinces" ("En este signo vencerás"). Movido por esta experiencia religiosa, Constantino adoptó el cristianismo como su símbolo y lo utilizó en su estandarte, el Labarum, una cruz dentro de un P X, símbolos cristianos.
Desarrollo de la batalla
La batalla tuvo lugar cerca del Ponte Milvio, un puente sobre el río Tíber en Roma. El ejército de Constantino era numéricamente inferior al de Majencio, que contaba con únicamente 30,000 soldados, mientras que el ejército de Constantino rondaba los 40,000 hombres. Sin embargo, la batalla fue decisiva debido a varios factores, incluyendo la motivación religiosa de las tropas de Constantino, que luchaban bajo el símbolo cristiano de la cruz.
Constantino utilizó tácticas superiores y un excelente liderazgo para derrotar a Majencio, quien fue incapaz de resistir el embate. En el enfrentamiento, las fuerzas de Majencio fueron aplastadas, y el propio Majencio pereció ahogado en el Tíber durante la retirada.
Consecuencias
La victoria de Constantino en Ponte Milvio tuvo consecuencias históricas profundas para el Imperio Romano. A partir de este momento, Constantino no solo consolidó su poder como emperador, sino que también adoptó el cristianismo como religión oficial del imperio. Unos años después, en el Edicto de Milán (313 d.C.), Constantino proclamó la tolerancia religiosa en todo el imperio, permitiendo que el cristianismo se practicara libremente y poniendo fin a siglos de persecución a los cristianos.
La victoria de Constantino no solo cambió la política del Imperio Romano, sino que también marcó el comienzo de la expansión del cristianismo en el mundo occidental, lo que cambiaría profundamente la historia de Europa y la religión en general.


Batalla de Puente Milvio.https://en.wikipedia.org/wiki/en:Vatican_Museums
BATALLA DE TEUTOBURGO (9 d.C.) - Conquista de Germania
La Batalla de Teutoburgo fue un enfrentamiento clave que ocurrió en el año 9 d.C. en el bosque de Teutoburgo, en lo que hoy es el norte de Alemania. Fue una de las derrotas más humillantes para el Imperio Romano y tuvo profundas repercusiones en la historia de la expansión romana hacia el este.
Contexto de la Batalla
El comandante romano Publius Quinctilius Varus fue asignado por el emperador Augusto para sofocar una serie de revueltas en la región de Germania, una zona bárbara al norte del Imperio Romano que aún no había sido completamente conquistada. Varus, con un ejército compuesto por tres legiones, confiaba en que podía someter la región y asegurar la paz para Roma.
Sin embargo, el líder germano Arminio, un príncipe de los queruscos que había sido educado en Roma y había servido en el ejército romano, tenía otros planes. Arminio, que entendía las tácticas romanas, organizó una coalición de tribus germánicas para tender una emboscada a las fuerzas romanas. Aprovechando el terreno de los bosques y el desconocimiento de los romanos, Arminio y sus aliados tendieron una trampa a las fuerzas de Varus.
Desarrollo de la Batalla
Las fuerzas de Varus marchaban a través de los densos bosques de Teutoburgo cuando, de repente, fueron atacadas por las tribus germánicas. La región, llena de terreno pantanoso y cubierto de árboles, no permitió a los romanos utilizar su formación tradicional de legiones. A pesar de los intentos de resistencia, las tropas romanas fueron completamente rodeadas.
La batalla fue un desastre total para los romanos, que sufrieron una derrota catastrófica. Las tres legiones romanas fueron prácticamente exterminadas, y Varus, al ver la magnitud de la derrota, se suicidó. El número de muertos romanos en la batalla fue estimado en cerca de 20,000 a 30,000 hombres.
Resultado y Consecuencias
La derrota de Teutoburgo tuvo un impacto devastador en los planes de expansión de Roma. Tras esta derrota, el Imperio Romano renunció a la conquista de Germania y estableció el Rin como la frontera natural del Imperio, evitando una expansión más allá de esta región. Esta batalla también marcó el fin de las ambiciones romanas en Alemania y dio lugar a una larga serie de conflictos fronterizos, pero también a una gran estabilidad en las fronteras del Imperio en los siglos posteriores.
A pesar de que Roma pudo recuperarse militarmente, la Batalla de Teutoburgo siguió siendo una herida abierta para el orgullo romano. Los germanos, liderados por Arminio, lograron detener la expansión romana en el norte de Europa, lo que les permitió mantener su independencia durante siglos.


BATALLA DE FARSALIA (48 a.C.) - La confrontación decisiva entre César y Pompeyo
La Batalla de Farsalia, librada el 9 de agosto de 48 a.C., fue uno de los eventos más decisivos de la guerra civil romana que enfrentó al general Cayo Julio César contra su rival Pompeyo Magno. Esta confrontación marcó el fin de la República Romana y el ascenso de César como la figura dominante en la política de Roma.
Contexto
Después de la muerte de Julio César, la República Romana quedó dividida entre los partidarios de César y los seguidores de Pompeyo, quien inicialmente había sido uno de sus aliados. Sin embargo, la rivalidad entre ambos creció hasta desembocar en una guerra civil. Tras varias escaramuzas, las fuerzas de César avanzaron hacia Grecia, donde Pompeyo, el líder del Senado y del orden tradicional, reunió a un ejército formidable.
Desarrollo de la batalla
Las fuerzas de César eran numéricamente inferiores a las de Pompeyo, con 22,000 hombres frente a las aproximadamente 45,000 tropas de Pompeyo. Sin embargo, César, con una táctica superior y una mayor habilidad para aprovechar las condiciones del terreno, diseñó un plan eficaz para contrarrestar la ventaja numérica de Pompeyo.
La batalla se libró en un llano cerca de Farsalia, y las fuerzas de César adoptaron una formación de doble línea, lo que les permitió mantener el control durante toda la batalla. La caballería romana, bajo el mando de Marco Antonio, jugó un papel clave al flanquear a las fuerzas de Pompeyo, desorganizando por completo sus tropas.
Pompeyo, que confiaba en su superioridad numérica y la fuerza de su ejército, cometió el error de subestimar a César y sus tácticas. Cuando sus líneas comenzaron a ceder, Pompeyo huyó del campo de batalla, dirigiéndose a Egipto, donde finalmente sería asesinado.
Consecuencias
La victoria de César en Farsalia no solo consolidó su poder en Roma, sino que marcó el fin de la República Romana. Con Pompeyo muerto y su oposición desarticulada, César se convirtió en el líder absoluto de Roma. Aunque su dictadura llevaría eventualmente a su asesinato en los Idus de marzo de 44 a.C., la batalla de Farsalia fue fundamental para el cambio de la estructura política de Roma y la transición hacia el Imperio Romano.





