TRAJANO DECIO Y LA CRISIS QUE DEVORÓ ROMA

Trajano Decio fue uno de los emperadores más representativos de la crisis del siglo III, un periodo convulso en la historia del Imperio romano marcado por guerras civiles, invasiones y una creciente inestabilidad política. Nacido en Panonia y militar de carrera, accedió al poder tras derrotar al emperador Filipo el Árabe en el año 249 d. C. Su corto pero significativo reinado estuvo marcado por su intento de restaurar los valores tradicionales romanos, lo que le llevó a implementar una de las primeras persecuciones sistemáticas contra los cristianos. También buscó fortalecer la autoridad imperial promoviendo la figura de los antiguos emperadores, como Trajano, a quien admiraba profundamente. Murió en combate contra los godos en Abrito en el año 251, convirtiéndose en el primer emperador romano que cayó en batalla frente a un enemigo extranjero. Su legado quedó asociado a la defensa del Estado y al choque entre tradición y nuevas corrientes religiosas.

EMPERADORES

tio bolas

4/28/20256 min read

aureo de trajano decio
aureo de trajano decio

Trajano Decio fue un emperador marcado por la adversidad, elegido en un momento crítico del Imperio romano, cuando las fronteras estaban en constante amenaza, las instituciones sufrían desconfianza y una epidemia devastadora sembraba el caos. Su figura destaca como la de un tradicionalista convencido, defensor de las costumbres senatoriales y del culto a los dioses antiguos. Hombre de armas y de letras, su breve pero intenso reinado dejó una huella indeleble en la historia imperial por su carácter inflexible, su deseo de restaurar la dignidad del Imperio y sus políticas religiosas que acabarían enfrentándolo trágicamente con la nueva fe cristiana. No fue un emperador de paz, sino uno de lucha, tanto contra enemigos externos como contra lo que percibía como decadencia interna.

CONTEXTO HISTÓRICO DEL ASCENSO AL PODER

A comienzos del siglo III, Roma atravesaba un período crítico. La dinastía Severa se había extinguido y el Imperio era gobernado por una sucesión de emperadores militares que solían ascender al trono mediante golpes y lealtades cambiantes del ejército. Fue en ese contexto que Cayo Mesio Quinto Trajano Decio, nacido en la región de Panonia alrededor del año 201, fue aclamado emperador por sus tropas en el año 249 d.C. en contra del entonces emperador Filipo el Árabe. Su proclamación fue una muestra más del poder que había alcanzado el ejército frente al debilitado Senado. Lo que distinguía a Decio era su imagen de restaurador de los valores antiguos, su capacidad militar y su percepción del cristianismo como una amenaza a la unidad tradicional romana.

ORÍGENES Y CARRERA ANTERIOR AL IMPERIO

Originario de una familia noble de la Baja Panonia, Decio pertenecía al tipo de aristócrata provincial que se fue volviendo común en el ejército y la administración imperial del siglo III. Su carrera fue brillante desde el punto de vista militar y burocrático. Ocupó cargos importantes como gobernador de Mesia e Hispania Tarraconense y, posteriormente, cónsul. Hombre de gran cultura, estaba profundamente influido por la tradición senatorial. Filipo el Árabe le confió la misión de sofocar una revuelta en la zona del Danubio, pero sus tropas lo proclamaron emperador. El destino le imponía una carga que abrazó con fervor: restaurar la gloria perdida de Roma.

LA POLÍTICA INTERNA Y LA REIVINDICACIÓN DE LOS VALORES ANTIGUOS

Uno de los rasgos más destacados de su mandato fue la voluntad de restaurar la antigua grandeza de Roma a través del regreso a los valores tradicionales. Promovió una reforma moral y religiosa del Estado, inspirada en el modelo de los emperadores del Alto Imperio. Rehabilitó al Senado y buscó su cooperación activa en el gobierno. Su ideal era un imperio gobernado por normas tradicionales y donde los antiguos dioses tuvieran un papel central. Esta orientación conservadora se manifestó también en su desprecio por la corrupción y la falta de disciplina, lo cual lo llevó a enfrentamientos con sectores de poder que habían prosperado en medio del caos.

LA PERSISTENTE AMENAZA EXTERNA: LOS GODOS Y LAS FRONTERAS

Durante su breve gobierno, las amenazas militares fueron constantes. Los godos cruzaron el Danubio y comenzaron incursiones devastadoras en las provincias del norte. Decio se propuso frenarlos personalmente, encabezando una campaña militar con su hijo Herenio Etrusco como coemperador. Las operaciones militares fueron intensas y complejas, con éxitos y fracasos alternados. En el año 251, en la batalla de Abrito, las fuerzas romanas cayeron en una emboscada de los godos liderados por el rey Cniva. Allí murieron tanto el emperador como su hijo, en uno de los desastres más trágicos del siglo III. Esta fue la primera vez en la historia de Roma que un emperador moría en combate contra un enemigo extranjero.

busto trajano decio
busto trajano decio

Un busto de mármol del emperador romano Trajano Decio del Museo Capitolino en Italia. Creative Commons Atribución-Compartir Igual 2.0 Genérica.

LA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS Y SU SIGNIFICADO

Una de las decisiones más recordadas de su gobierno fue la persecución religiosa que desató contra los cristianos. A diferencia de medidas anteriores, su decreto no buscaba martirizarlos directamente, sino forzar su integración mediante el sacrificio obligatorio a los dioses. Este edicto, emitido en 250 d.C., obligaba a todos los ciudadanos a realizar ofrendas a los dioses tradicionales, y los cristianos que se negaban eran castigados con severidad. Esta persecución fue una de las más sistemáticas hasta entonces y causó el martirio de figuras como el papa Fabián o San Cipriano. En el fondo, no se trataba solo de una cuestión de fe, sino de una batalla ideológica por la unidad cultural del Imperio frente a lo que Decio veía como disgregación.

LA RELACIÓN CON EL SENADO Y EL MODELO REPUBLICANO

A diferencia de otros emperadores militares, Decio trató de cooperar estrechamente con el Senado. Incluso llegó a proponer un “cursus honorum” para la aristocracia, promoviendo el retorno a los viejos modelos de servicio público. Esta visión estaba basada en su ideal de una Roma fuerte por su moral y su pasado, más que por la violencia del ejército. Sin embargo, este idealismo fue difícil de aplicar en un contexto tan deteriorado. El poder real seguía en manos de las legiones, y aunque el Senado valoraba su deferencia, no podía ofrecerle la estabilidad que necesitaba. Su proyecto era noble, pero desconectado de la realidad política de la época.

LA PESTE DE CIPRIANO Y LA CRISIS DEMOGRÁFICA

Uno de los mayores desafíos de su gobierno fue la pandemia conocida como la Peste de Cipriano, que estalló durante su mandato y asoló ciudades y campos. Se trataba probablemente de una enfermedad viral muy contagiosa, tal vez viruela o fiebre hemorrágica. La mortandad fue enorme, afectando gravemente a la economía y la moral de la población. En este contexto, la exigencia de sacrificios a los dioses también fue una respuesta religiosa ante la catástrofe. La peste debilitó las capacidades militares y administrativas del Imperio y acentuó el colapso de las instituciones. A esto se sumó la superstición y el miedo, que aumentaron el rechazo hacia los cristianos por no participar en los rituales públicos.

MUERTE EN COMBATE Y REPERCUSIONES POLÍTICAS

La muerte de Decio y su hijo en la batalla de Abrito supuso un duro golpe para el prestigio de Roma. Por primera vez, el emperador moría frente a un enemigo extranjero, lo que generó una profunda sensación de vulnerabilidad. El ejército, desmoralizado, proclamó nuevo emperador a Treboniano Galo, que tuvo que pactar con los godos para evitar un colapso total. La imagen de Decio como mártir del patriotismo romano fue cultivada por algunos sectores, aunque otros lo recordaron como un líder rígido y poco pragmático. Su fracaso demostró que las virtudes del pasado ya no bastaban para gobernar en una época de crisis sistémica.

LEGADO HISTÓRICO Y VALORACIONES POSTERIORES

La figura de Decio ha sido interpretada de formas contrastantes a lo largo de los siglos. Para algunos historiadores, fue un visionario que quiso restaurar el espíritu de la vieja Roma. Para otros, un gobernante anacrónico que no supo adaptarse a la realidad cambiante. Su persecución contra los cristianos lo convirtió en villano para los autores eclesiásticos, mientras que su muerte en combate le ganó admiración entre los militares. Fue uno de los precursores del modelo de emperador combatiente que se impondría con fuerza en el Bajo Imperio. En definitiva, fue un hombre de principios firmes enfrentado a un mundo en disolución.

LIBROS RECOMENDADOS EN ESPAÑOL

  • "El Imperio Romano en crisis (235-284 d.C.)" – Michel Christol
    Una obra esencial para entender el siglo III y la figura de Decio en contexto.

  • "Historia del cristianismo primitivo" – Justo L. González
    Aporta una visión muy clara sobre las persecuciones y el papel de Decio.

  • "Roma. La creación del Estado mundo" – Claude Nicolet
    Ofrece una perspectiva política e institucional sobre los ideales de restauración imperial.

  • "El ejército romano en la época imperial" – Yann Le Bohec
    Indispensable para comprender la estructura militar que rodeó a emperadores como Decio.

  • "El siglo III: Crisis y transformación" – AA.VV. (colección Akal Historia)
    Recoge ensayos de especialistas sobre el contexto general en que se movió Trajano Decio.

IMP C M Q TRAIANVS DECIVS AVG Reverso: PANNONIAE. Creative Commons Atribución-Compartir Igual 4.0 Internacional.

Esculturas en la Galería de los Uffizi. "Código del Patrimonio Cultural y del Paisaje"