Carino: El Emperador Olvidado, Precursor de la Era Diocleciana
Marco Aurelio Carino, hijo mayor del emperador Caro, gobernó la parte occidental del Imperio Romano desde el 283 hasta el 285 d.C. Su reinado se inserta en la caótica Crisis del Siglo III, una época de constante inestabilidad. Carino demostró ser un general capaz, logrando victorias contra tribus germánicas en el Rin y sofocando la rebelión del usurpador Sabino Juliano en Italia. Sin embargo, su reputación histórica ha sido empañada por la "leyenda negra" de las fuentes clásicas, que lo retratan como un tirano depravado, probablemente debido a la propaganda de su sucesor. Su destino se selló con la muerte de su hermano Numeriano en Oriente. El ascenso de Diocleciano, proclamado emperador por las legiones orientales, llevó a una confrontación directa. En la Batalla del Margus (285 d.C.), Carino fue asesinado, posiblemente por traición de sus propios oficiales o tropas. Su muerte allanó el camino para el inicio de una nueva era de reformas bajo Diocleciano, marcando el fin de la anarquía del siglo III y el comienzo de la recuperación imperial.
EMPERADORES


La historia del Imperio Romano está salpicada de figuras que, a pesar de su breve paso por el poder, dejaron una huella indeleble en el devenir de los acontecimientos. Marco Aurelio Carino, emperador romano de 283 a 285 d.C., es una de esas figuras. Su reinado, aunque corto, se inscribe en uno de los periodos más convulso y definitorio de la Antigüedad, la Crisis del Siglo III, y su caída marcó el advenimiento de una nueva era de estabilidad y reformas bajo Diocleciano. La narrativa de Carino, a menudo oscurecida por la propaganda de sus sucesores, revela un complejo entramado de ambición, habilidad militar y una reputación personal que ha sido objeto de intenso debate histórico.
Un Imperio en Agonía: El Escenario de la Crisis del Siglo III
Para comprender la figura de Carino, es fundamental contextualizar su reinado dentro de la Crisis del Siglo III (235-284 d.C.). Este periodo fue una vorágine de inestabilidad política, económica y social que amenazó con desmantelar el vasto Imperio Romano. En menos de cincuenta años, se sucedieron más de veinte emperadores legítimos, sin contar los numerosos usurpadores. La mayoría de ellos fueron proclamados y depuestos por las legiones, lo que reflejaba la creciente militarización del poder y la debilidad del Senado.
Las causas de esta crisis eran múltiples y complejas. En el ámbito político, la falta de un sistema claro de sucesión imperial y la constante intromisión del ejército en la elección de los emperadores generaron una anarquía casi permanente. En el frente externo, el Imperio se veía asediado por múltiples enemigos: los pueblos germánicos (francos, alamanes, godos) presionaban las fronteras del Rin y el Danubio, mientras que en Oriente, el resurgente Imperio Sasánida representaba una amenaza formidable. Estas constantes guerras agotaban las arcas imperiales y diezmaban la población.
Económicamente, la situación no era menos desoladora. La inflación galopante, la devaluación de la moneda, la interrupción de las rutas comerciales y la disminución de la producción agrícola llevaron a una profunda recesión. Las ciudades, antaño vibrantes centros de comercio y cultura, comenzaron a declinar, y muchas regiones se vieron obligadas a una economía de subsistencia. Socialmente, la crisis generó un clima de inseguridad y desesperación. La población sufría las consecuencias de las invasiones, las guerras civiles, las plagas y la creciente presión fiscal.
En este panorama desolador, la figura de un emperador fuerte y capaz era más necesaria que nunca. Es en este contexto de inmensa presión y desafío donde la familia de Carino, los Caros, emergería brevemente en la escena imperial.
Los Orígenes de Carino: Un Hijo del Imperio y la Milicia
Marco Aurelio Carino nació alrededor del año 250 d.C., aunque la fecha y el lugar exactos de su nacimiento son inciertos. Era el hijo mayor de Marco Aurelio Caro, un general de origen ilirio que había ascendido en las filas del ejército romano. La carrera de Caro es un testimonio de la meritocracia militar que caracterizaba a la época: un hombre de talento y experiencia que, a pesar de no pertenecer a la antigua aristocracia romana, logró alcanzar las más altas esferas del poder.
En el año 282 d.C., tras la muerte del emperador Probo, Caro fue aclamado emperador por sus tropas en Recia y Nórico. Consciente de la necesidad de establecer una dinastía y asegurar la continuidad de su gobierno, Caro no tardó en asociar a sus dos hijos, Carino y Numeriano, al poder. Carino fue nombrado César y Princeps Iuventutis (Príncipe de la Juventud), títulos que lo designaban como heredero y lo preparaban para las responsabilidades imperiales. Su hermano menor, Numeriano, también recibió el título de César.
La decisión de Caro de elevar a sus hijos al rango imperial respondía a una estrategia común en la Crisis del Siglo III: la creación de una "dinastía" militar que pudiera proporcionar estabilidad y legitimidad al trono. Sin embargo, también reflejaba la creciente dificultad de un solo emperador para gobernar un imperio tan vasto y amenazado en múltiples frentes. Caro decidió dividir las responsabilidades: él mismo, junto con Numeriano, se embarcaría en una ambiciosa campaña contra el Imperio Sasánida en Oriente, mientras que Carino quedaría al mando de la parte occidental del Imperio, incluyendo Italia, África e Iliria.
Carino en Occidente: Habilidades Militares y Desafíos Administrativos
Desde el momento de su nombramiento como César, Carino demostró una notable aptitud para el mando militar. Fue enviado al limes renano, la frontera del Rin, donde las incursiones de las tribus germánicas eran una amenaza constante. Allí, Carino obtuvo varias victorias significativas contra los francos y los alamanes, lo que consolidó su reputación como un general capaz y efectivo. Estas campañas no solo protegieron las provincias occidentales, sino que también le granjearon el respeto y la lealtad de las legiones bajo su mando.
Además de sus éxitos militares, Carino asumió responsabilidades administrativas en Occidente. Ocupó el consulado en los años 283, 284 y 285 d.C., un indicio de su posición preeminente en el gobierno. Las fuentes sugieren que Carino poseía una capacidad administrativa considerable, lo que lo diferenciaba de su hermano Numeriano, más inclinado a la vida intelectual y literaria.
Sin embargo, el gobierno de Carino en Occidente no estuvo exento de desafíos. La Crisis del Siglo III había dejado una profunda huella en la administración imperial. La burocracia era ineficiente, las finanzas estaban en desorden y la lealtad de las provincias era a menudo volátil. Carino tuvo que lidiar con la escasez de recursos, la necesidad de mantener un ejército numeroso y la presión de una población exhausta.
A pesar de estas dificultades, Carino logró mantener la cohesión en Occidente y sofocar al menos una importante rebelión. En el verano del 285 d.C., un usurpador llamado Sabino Juliano se autoproclamó emperador en Italia. Carino, demostrando su eficacia militar, se movilizó rápidamente y derrotó a Juliano, eliminando una amenaza interna que podría haber desestabilizado aún más su posición. Esta victoria, a menudo pasada por alto en la narrativa posterior, es un testimonio de su capacidad para mantener el orden en un momento de gran fragilidad.
Bronze de Carinus César NOB(ilissimus) CAES(ar). Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license. Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International license.
Centrale Montemartini a Roma: ritratto dell'imperatore Carino (257-285). Attribution:I, Lalupa. Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.. Creative Commons Attribution-Share Alike 2.5 Generic, 2.0 Generic and 1.0 Generic license.
La Reputación de Carino: Entre la Realidad y la Leyenda Negra
La figura de Carino ha sido históricamente objeto de una fuerte controversia, principalmente debido a la "leyenda negra" que se construyó en torno a su persona. Las fuentes clásicas, en particular la Historia Augusta (una colección de biografías imperiales de dudosa fiabilidad), lo retratan como un tirano depravado, un libertino sin escrúpulos y un gobernante cruel. Se le acusa de haber llevado una vida de excesos, de haberse casado y repudiado a nueve mujeres, e incluso de haber llenado su palacio de mímicos, meretrices y pantomimos. Se le describe como arrogante y despectivo con el Senado, al que supuestamente amenazó con confiscar sus bienes para dárselos al populacho.
Es crucial analizar estas acusaciones con cautela. La Historia Augusta es conocida por su falta de rigor histórico y por su tendencia a exagerar y difamar a ciertos emperadores, especialmente a aquellos que fueron derrocados o que no encajaban en la narrativa oficial posterior. En el caso de Carino, su reputación fue activamente denigrada por la propaganda de su sucesor, Diocleciano.
Tras la muerte de Carino, Diocleciano impuso una damnatio memoriae (condena de la memoria) sobre él y su esposa, Magnia Úrbica. Esta práctica implicaba la eliminación de sus nombres de las inscripciones públicas, la destrucción de sus estatuas y la prohibición de su mención en documentos oficiales. El objetivo era borrar su existencia de la historia y legitimar el nuevo régimen. En este contexto, la difusión de relatos negativos sobre Carino servía a los intereses de Diocleciano, presentando su ascenso al poder como una liberación del yugo de un tirano.
Si bien es probable que Carino, como muchos emperadores de la época, no fuera un dechado de virtudes, es difícil determinar la veracidad de las acusaciones más extremas. Es posible que su estilo de vida fuera más ostentoso y menos austero que el de otros emperadores militares, lo que podría haber chocado con la moralidad de algunos sectores de la sociedad romana. Su relación con el Senado, tradicionalmente un baluarte de la aristocracia, pudo haber sido tensa si Carino mostró desdén por sus prerrogativas o si implementó políticas que afectaban sus intereses. Sin embargo, la imagen de un "libertino mayor de todos los hombres" es casi con certeza una exageración propagandística.
Lo que sí parece cierto es que Carino era un líder con una fuerte personalidad, capaz de imponer su voluntad y de mantener la lealtad de sus tropas a través de sus éxitos militares. Su capacidad para sofocar la rebelión de Juliano y para enfrentarse a Diocleciano con un ejército considerable sugiere que no era un gobernante completamente ineficaz o despreciado por todos.
El Choque de Titanes: Carino y Diocleciano
El destino de Carino quedó sellado con la muerte de su hermano Numeriano. Mientras Caro y Numeriano estaban en campaña en Oriente, Caro murió en circunstancias misteriosas en Mesopotamia en el 283 d.C., posiblemente por un rayo o por asesinato. Numeriano asumió entonces el control del ejército oriental, pero su reinado fue aún más breve. En noviembre de 284 d.C., Numeriano fue encontrado muerto cerca de Nicomedia, aparentemente asesinado por su suegro y prefecto del pretorio, Arrio Apro.
La muerte de Numeriano abrió una crisis de sucesión en Oriente. Las legiones orientales, descontentas con Apro y la incertidumbre, proclamaron emperador a un general de caballería de origen humilde llamado Diocleciano. Este acto sentó las bases para el inevitable enfrentamiento con Carino, quien, como emperador legítimo en Occidente, no estaba dispuesto a ceder el poder.
Carino, al enterarse de la proclamación de Diocleciano y de la muerte de su hermano, se movilizó con su ejército desde Occidente para enfrentarse al nuevo pretendiente. La confrontación final tuvo lugar en el verano del 285 d.C. en la Batalla del Margus, un río en Moesia (actual Serbia). Los ejércitos de Carino y Diocleciano se encontraron en un choque decisivo que determinaría el futuro del Imperio.
Las fuentes históricas sobre la batalla son contradictorias, pero la mayoría sugiere que Carino tenía una ventaja inicial. Su ejército era más numeroso y había obtenido victorias recientes, lo que elevaba su moral. Sin embargo, el curso de la batalla cambió drásticamente con un evento crucial: Carino fue asesinado en medio del combate.
La causa exacta de su muerte es objeto de debate. Algunas fuentes sugieren que fue asesinado por uno de sus propios oficiales, posiblemente por venganza personal debido a un agravio anterior, o como parte de una conspiración instigada por Diocleciano. Otra teoría es que sus propias tropas, o parte de ellas, lo traicionaron y se pasaron al bando de Diocleciano. La Historia Augusta menciona que un tribuno, cuya esposa había sido seducida por Carino, lo apuñaló fatalmente. Independientemente de la causa exacta, la muerte de Carino en el campo de batalla fue el factor decisivo.
Con la desaparición de Carino, sus tropas juraron lealtad a Diocleciano, quien se convirtió así en el único emperador del Imperio Romano. Este evento marcó el fin de la Crisis del Siglo III y el comienzo de una nueva era de reformas radicales y estabilidad bajo el gobierno de Diocleciano, quien establecería la Tetrarquía y sentaría las bases del Dominado.
El Legado de Carino: Un Puente Hacia una Nueva Era
A pesar de su corta duración y de la damnatio memoriae que intentó borrarlo de la historia, el reinado de Carino es significativo por varias razones. En primer lugar, representa el último suspiro de la anarquía militar del Siglo III. Su derrota y muerte abrieron el camino para la ascensión de Diocleciano, un líder que, a diferencia de sus predecesores, lograría imponer un orden duradero y sentar las bases para la recuperación del Imperio.
En segundo lugar, Carino fue un emperador con habilidades militares probadas. Sus victorias en el Rin y contra el usurpador Juliano demuestran que no era un gobernante inepto, a pesar de las acusaciones de depravación. Su capacidad para mantener un ejército leal y efectivo en un momento de gran inestabilidad es un testimonio de su liderazgo.
Finalmente, la "leyenda negra" de Carino es un fascinante caso de estudio sobre la propaganda política en la Antigüedad. La forma en que su reputación fue manipulada y denigrada por sus sucesores ilustra cómo la historia puede ser escrita por los vencedores para legitimar su poder y desacreditar a sus oponentes. La figura de Carino, por lo tanto, nos invita a una lectura crítica de las fuentes y a una comprensión más matizada de los personajes históricos.
En retrospectiva, Carino fue un emperador de transición, un puente entre la caótica Crisis del Siglo III y la era de la estabilidad y las reformas de Diocleciano. Su historia es un recordatorio de la brutalidad de la política romana y de la constante lucha por el poder en un imperio que, a pesar de sus inmensas dificultades, siempre encontraba la manera de reinventarse.
Libros Recomendados en Español sobre el Periodo y Carino:
"Historia de Roma" de Indro Montanelli: Una obra amena y accesible que ofrece una visión general de la historia romana, incluyendo el periodo de la Crisis del Siglo III.
"Breve Historia del Imperio Romano" de David S. Potter: Un estudio conciso pero completo que aborda los desafíos del Imperio Romano, incluyendo el reinado de Carino y el contexto de la Crisis del Siglo III.
"El Imperio Romano: De Augusto a Constantino" de Colin Wells: Una obra fundamental que proporciona un análisis detallado de la historia política, social y cultural del Imperio Romano, con capítulos relevantes sobre el siglo III.
"La Crisis del Siglo III en el Imperio Romano" de Michel Christol y Daniel Nony: Un estudio especializado que profundiza en las causas y consecuencias de la crisis que marcó el reinado de Carino.
"Diocleciano y la Tetrarquía" de Stephen Williams: Aunque centrado en Diocleciano, este libro es esencial para comprender el contexto inmediato y las consecuencias del reinado de Carino, así como la propaganda que lo rodeó.
"Historia de los Emperadores Romanos" de Juan Carlos Olivares: Un compendio que incluye biografías de los emperadores, ofreciendo una perspectiva sobre Carino y su lugar en la sucesión imperial.
"El Bajo Imperio Romano" de A. H. M. Jones: Una obra clásica y exhaustiva que, aunque densa, es fundamental para entender la transición del Principado al Dominado y las reformas que siguieron al periodo de Carino.
"Vidas de los Doce Césares" de Suetonio y "Historia Augusta": Aunque estas fuentes deben leerse con espíritu crítico, especialmente la segunda, son las principales fuentes antiguas que mencionan a Carino y ofrecen la base para su "leyenda negra". Es importante consultarlas para entender la perspectiva de la época, pero siempre contrastándolas con la historiografía moderna.
"Atlas Histórico del Imperio Romano" de Chris Scarre: Un recurso visual excelente que ayuda a contextualizar geográficamente los eventos y las campañas militares del periodo.



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